Para quien ha tenido un hijo y éste ya empieza a sentir curiosidad por las redes, decidir cuándo se le debe comprar un teléfono móvil es muy difícil y hacerlo tarde significa ahorrar en telefonía. Esta decisión no se puede basar en la educación que nosotros hemos recibido, ya que los smartphones no estaban disponibles en nuestra niñez. Tampoco los especialistas se ponen de acuerdo en qué repercusiones puede tener esto para el desarrollo infantil.

Tal vez usar la telefonía móvil sea positivo para ellos, les ayude en las relaciones con sus amigos y evite que se sientan aislados. Pero también puede ocurrir que sus consecuencias sean negativas, tanto para su desarrollo personal como en el ámbito de la economía familiar.

¿Qué consecuencias puede tener la telefonía móvil a disposición de un niño?

Durante estos años se han discutido mucho las responsabilidades y derechos del individuo que hace uso de las redes. Todos los adultos somos conscientes de que un dispositivo conectado a Internet puede mejorar nuestro día a día. Pero también las consecuencias que puede tener un uso inadecuado.

Un niño no va a ser siempre consciente de las responsabilidades que implica disponer de un teléfono móvil. Lo que se puede decir, lo que no. Y, con frecuencia, de cuándo debe dejar de usarlo.

El mal uso de este tipo de dispositivos puede repercutir de forma muy negativa en el titular de la línea (los padres, generalmente), y muchas veces el menor ni siquiera será consciente de lo que está haciendo mal o cuándo el uso que estaba haciendo era excesivo.

¿De qué formas se puede ahorrar en telefonía evitándolo?

Sin duda, entregarle una línea móvil propia a nuestro hijo no es la mejor forma de ahorrar, para ahorrar dinero lo que se tiene que hacer es retardar el momento en el que tu hijo quiera un teléfono móvil. Las ansias de descubrir propias de los niños y la voluntad de relacionarse lo máximo posible harán que sea muy difícil para ellos controlar el uso del smartphone e, inevitablemente, el consumo se disparará. Por ello, es mucho mejor que el menor haga uso del teléfono bajo la supervisión del padre.

Por otra parte, algunas compañías telefónicas ofrecen un servicio de control parental para que podamos controlar el gasto del dispositivo en cuestión. Poner límites al consumo de datos y minutos de llamada no puede ser solo una buena herramienta para que no se dispare el gasto, también para que no se exceda el uso.

Juntando algunas tarifas de bajo consumo que ofrecen las operadoras, los límites de uso ya mencionados y el control necesario por parte de los tutores, tal vez se pueda conseguir que otorgarle una línea propia no dispare de forma desproporcionada el gasto.

Y por supuesto, es preciso vigilar que el uso que se le da a esta conexión es responsable y correcto. Para un buen uso de la telefonía móvil, no solo se debe educar en la economía, también debemos asegurarnos de crear usuarios responsables que conozcan los buenos usos de Internet en todos sus aspectos y cada vez con más velocidad ya que Internet por satélite está revolucionando el mundo de la tecnología.

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